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lunes, 27 de mayo de 2013

CUANDO LAS ESTRELLAS NO DEJAN VER EL FIRMAMENTO


 

«”El director es la estrella”. He aquí el rótulo que aparece en la edición española del libro, editado en dos volúmenes en 1997, de Peter Bogdanovich, Who The Devil Made It: Conversations with Legendary Film Directors. La fórmula elegida por la versión española de la obra resulta, sin duda, mucho más comprometida con la línea de la política de autor que la original, en la cual, al menos, sigue considerando al director, además de autor, un filmmaker; esto es, un hacedor de películas. Lo mismo que en los viejos tiempos. El crítico-guionista-director norteamericano, Bogdanovich, simpatizante él mismo de la nueva ola en materia de autorías, ofrece allí sendas entrevistas a dieciséis directores que trabajaron en Hollywood: Allan Dwan, Raoul Walsh, Fritz Lang, Josef von Sternberg, Howard Hawks, Alfred Hitchcock, Leo McCarey, George Cukor, Edgar G. Ulmer, Otto Preminger, Joseph H. Lewis, Chuck Jones, Don Siegel, Frank Tashlin, Robert Aldrich y Sidney Lumet.

Ninguno de estos nombres son examinados en el libro que el lector tiene en sus manos. Y no por llevarle la contraria a Bogdanovich. Tampoco –de ninguna de las maneras– por desafecto o antipatía por los distinguidos cineastas allí señalados. De hecho, algunos de ellos han sido incluidos en los próximos volúmenes de nuestra obra. El propósito que orienta Hollywood revelado sigue un criterio propio, no necesariamente alineado –ni, por supuesto, enfrentado– a otros, hayan sido referidos o no hasta este momento; un criterio, no pretendidamente original ni pretenciosamente descubridor. Aunque sí, decididamente, revelador. Lo relevante, en cualquier caso, es informar al lector de la existencia misma de un criterio, tanto de selección de cineastas como de perspectiva de análisis.»

Reproduzco aquí un fragmento correspondiente a la Introducción del primer volumen de Hollywood revelado porque viene a cuento del tema de la entrada de esta semana en Cinema Genovés. Ocurre que una de las cuestiones que más veces nos plantean los lectores  a los autores del libro tiene que ver con la razón de la elección de los diez directores que forman el Índice del libro, precisamente de esos diez y no otros.


HOLLYWOOD REVELADO I 
Diez directores brillando en la penumbra


John Cromwell (1887-1979), W. S. Van Dyke (1889-1943), Clarence Brown (1890-1987), Frank Borzage (1894-1962), Rouben Mamoulian (1897-1987), Mitchell Leisen (1898-1972), Gordon Douglas (1907-1993), Robert Wise (1914-2005), Robert Mulligan (1928-2008), Arthur Penn (1929-2010)


Pues bien, debo recordar, para empezar, que la elección hecha no apunta sólo a diez nombres, sino, en realidad, a treinta, si consideramos la totalidad de la serie y no sólo el contenido de la primera entrega. Para quien no conozca —o no  recuerde—, el sumario de los próximos tomos, helos aquí:

Volumen II

HOLLYWOOD REVELADO II
Diez directores de primera plana

Allan Dwan (1885-1981), Victor Fleming (1889-1949), Alfred E. Green (1889-1960), Lewis Milestone (1895-1980), Mervyn LeRoy (1900-1987), George Stevens (1904-1975), Delmer Daves (1904-1977), Don Siegel (1912-1991), Samuel Fuller (1912-1997), Budd Boetticher (1916-2001)

Volumen III

HOLLYWOOD REVELADO III
Diez directores buscando su destino

Maurice Tourneur (1873-1961), Wesley Ruggles (1889-1972), Edmund Goulding (1891-1959), Gregory LaCava (1892-1952), Albert Lewin (1894-1968), Richard Thorpe (1896-1991,) Jean Negulesco (1900-1993), Joseph H. Lewis (1907-2000), John Sturges (1910-1992), Richard Quine (1920-1989)

Vale, pero —podría preguntarse a continuación— ¿por qué, entonces, estos treinta y no otros? El asunto no quedaría resuelto, en cualquier caso, con más añadidos o nombres, entre otros motivos porque la obra está concebida como una trilogía. Hay que entrar, pues, en la razón de la cosa. La elección es, ciertamente, subjetiva, mas no antojadiza o maniática. Hemos tenido en cuenta que:

1) nuestros cineastas a revelar, aun no siendo renombrados, tampoco son marginales o sólo valorados por minorías;

2) si no los ponemos en la primera fila, sí, al menos, en la segunda;

3) su producción es especialmente valiosa y representativa de una determinada época, tendencia, generación, estudio o género cinematográfico;

4) no han sido editados libros apenas acerca de su vida y obra (en algunos casos, no se encuentran ni en inglés); etcétera.

Además de poner en el sitio que merecen —y rescatarlos del olvido o el menosprecio (circunstancias que a veces suelen coincidir)— a directores merecedores de mayor conocimiento y reconocimiento, Hollywood revelado aspira a realizar una historia de Hollywood desde esta perspectiva privilegiada —directores brillando en la penumbra—, precisamente por no ser la más sobresaliente ni la más frecuentada ni la más deslumbrante. 


Esta perspectiva facilita, aunque sea tangencialmente, el adentrarse en paralelo en asuntos principales de la cinematografía norteamericana: la denominada «caza de brujas», el rodaje en exteriores y en los estudios, el lenguaje cinematográfico en clave musical, los géneros, el cine de serie B, la relación cine y televisión, etcétera.

Un estudio de directores incuestionables, que estén en boca de todos, los «directores-estrella», tiene un indudable interés, pero, asimismo, un severo inconveniente: al fijarse  en ellos la luz principal, quedan los alrededores a oscuras. Cuando las estrellas no dejan ver el firmamento, Hollywood revelado dirige el foco al firmamento mismo del cine.


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