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lunes, 16 de diciembre de 2013

PRISIONERO DE SU TRAICIÓN (1954)

Título original: Rogue Cop
Año: 1954
Duración: 92 minutos
Nacionalidad: Estados Unidos
Director: Roy Rowland
Guión: Sydney Boehm, a partir de la novela de William P. McGivern
Música: Jeff Alexander
Fotografía: John F. Seitz
Reparto: Robert Taylor, Janet Leigh, George Raft, Steve Forrest, Anne Francis, Robert Ellenstein
Producción: Metro-Goldwyn-Mayer

 

Prisionero de su traición, film dirigido por Roy Rowland en 1954, puede ser glosado en bastantes aspectos como un antecedente notable de una película sobresaliente, como es Chicago, años 30 (Party Girl, 1958, Nicholas Ray). Las comparaciones son, ciertamente, ociosas, pero asimismo inevitables. Traemos esta semana a Cinema Genovés un título que, entre el género de gangsters y el policiaco, comparte con su digno pariente fílmico (no diré «secuela» ni «remake»), otros puntos en común. De entrada, el protagonista masculino principal está encarnado en ambos casos por Robert Taylor. Las protagonistas femeninas, por su parte, interpretan a coristas que hacen pluriempleo ejerciendo de party girls. No respondían entonces al nombre de Cyd Charisse, pero sí al de Janet Leigh y Anne Francis, quienes también componen una buena carta de presentación.



El capo mafioso en el título de Ray lo lleva adelante con su energía habitual Lee J. Coob. Pero, atentos al dato, en Prisionero de su traición podemos disfrutar de la presencia del mítico George Raft en dicho rol. 


También en cuanto a la trama hay un hilo conductor común: el personaje interpretado por Robert Taylor (sargento de policía en Rogue Cop y abogado en Party Girl) es un tipo cínico y amargado que, deseando tener poder, dinero y, sobre todo, ser respetado (término clave, «respeto», en el mundo del hampa), opta por corromperse y ponerse a las órdenes de la organización mafiosa dominante en su ciudad, sea Nueva York o Chicago. Finalmente, decide liberarse de la servidumbre criminal, plantando cara a los matones de rompe y rasga, quienes en el primer caso toman al hermano (policía íntegro) y en el segundo a la novia del protagonista como víctimas propiciatorias que aseguren la lealtad de éste.

 


A muchos aficionados al cine probablemente no les diga mucho el nombre de Roy Rowland. Ciertamente, no hablamos de un director-estrella ni de un cineasta de primera fila, pero sí de un filmmaker de esa estirpe que algunos con suma displicencia calificarían de «artesano» a nómina de los estudios, como si ello fuese constitutivo de delito o un demérito. Sea como fuere, sin realizadores de esta categoría el cine de Hollywood no sería lo que fue: la fábrica de sueños por excelencia y la mayor industria del entretenimiento del siglo XX.

Ninguna de las cintas dirigidas por Rowland se verán citadas en un Top Ten (ni siquiera un hipotético Top Hundred…) de Mejores Películas de la Historia del Cine. Aun así, profesional que estuvo más de veinte años en los platós, firma títulos de todo género (western, policiaco, comedia musical, péplum, piratas, fantástico, etcétera) y en su mayor parte bastante apreciables. Uno de los más logrados de su carrera profesional es, a mi parecer, Prisionero de traición (1954). Película muy recomendable y no sólo por aquello de hacer comparaciones…



2 comentarios:

  1. Qué necesarios y poco reconocidos los directores a nómina de los estudios. Conocía a Rowland por - si la memoria no me falla - alguna película de la Stanwyck, pero confieso que ésta del que fuera su marido no la conozco, así que tomamos nota.

    Salucines

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    1. Muy cierto, amigo deWitt. Esta estirpe de realizadores "de segunda fila" es la que hizo de verdad el viejo Hollywood. A ti que te gusta el género fantasía/fantástico te recomiendo este peli dirigida por Rowland: 'Los 5.000 dedos del Dr. T'.

      Salucines

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