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lunes, 22 de septiembre de 2014

MANDRÁGORA (1928)

Título original: Alraune
Año: 1928
Duración: 108 minutos
Nacionalidad: Alemania
Director: Henrik Galeen
Guión: Henrik Galeen, a partir de la novela de Hanns Heinz Ewers
Música: Willy Schmidt-Gentner
Fotografía: Franz Planer
Reparto: Brigitte Helm, Paul Wegener, Iván Petrovich, Wolfgang Zilzer, Louis Ralph, Hans Trautner
Productora: Ama-Film GmbH

La mandrágora es una planta que ha inspirado desde antiguo las más fantásticas leyendas, por lo común asociadas a ritos nigrománticos y ceremonias orgiásticas. Hablar de la mandrágora estimula, en verdad, la raíz del asunto, porque ahí se encuentra precisamente, bajo tierra, la clave que agita la imaginación más fabulosa. Con una forma que evoca remotamente la figura humana, a la raíz de la mandrágora la imaginación creadora le ha concedido los más increíbles poderes. Según cuenta la leyenda, la simiente expulsada por un ahorcado ajusticiado por comportamiento criminal de naturaleza libidinosa y lasciva, fecunda la tierra que la recoge, dando como fruto la mandrágora. Quien posea o sea influido por la raíz, será capaz de experimentar las más formidables experiencias.

En literatura, la novela que escribió H. H. Ewers en 1911 sobre  la mata vegetal que crea y destruye, fuente de fortuna y de infortunio según los casos, fundó la versión moderna de este viejo mito que se pierde en la noche de los tiempos. Basada libremente en esta historia encuadrada en el género gótico, destacamos la producción alemana de 1928 que filmó el director Henrik Galeen con el título original de Alraune. La base argumental de la cinta concuerda bastante con la narración, es decir, la historia del científico delirante que pretende emular —clásico entre los clásicos del género fantástico— el poder de los dioses y decidir sobre la vida, el destino y la muerte de los humanos. El resto de la trama va de por libre y fantasea por su cuenta.

El profesor Jakob ten Brinken (Paul Wegener) aspira a descifrar uno de los temas filosóficos por excelencia: si es la naturaleza o la educación la que condiciona la conducta de los seres humanos. Para ello, concibe el plan de elegir una prostituta, no hija de la necesidad o la mala fortuna, sino de la lujuria más desatada, a quien fecundar por medio de la inseminación artificial con el esperma de un depravado patibulario recién ahorcado. El resultado de la maléfica concepción es Alraune (Brigitte Helm), una criatura atractiva y atrayente, de carácter avieso y torcido, con una poderosa fuerza dominante  sobre la voluntad y los deseos de todo aquel que se halle en su entorno, una reina de eros y thanatos, quien en la versión cinematográfica adquiere los rasgos más característicos de la femme fatale, de la hembra liviana, de —literalmente hablando— la vampiresa.


Ingresada en un colegio regentado por monjas, a fin de modelar y moderar su personalidad y sus costumbres, la joven Alraune conmueve y trastorna desde niña el entorno que respira. La estancia en el convento termina al llegar la joven a la pubertad. En ese momento, huye del colegio y retorna al hogar paterno. ¿Paterno? El profesor Brinken no es, en realidad, el padre biológico de la muchacha. Acaso su tutor y custodio, lo cual no significa bienhechor ni ángel ni protector. Sino todo lo contrario. 


El profesor, más malvado que chiflado, perverso pigmalión, desea poseer a la criatura nacida de su enfermizo sueño, hacerla suya, para lo cual no ahorra gastos ni atenciones para con la caprichosa hechicera. Alraune le sigue el juego, aunque acaba imponiendo sus deseos. Femme fatale, al fin y al cabo. 

Película enmarcada en las postrimerías del periodo expresionista en el cine alemán, el director Henrik Galeen —realizador asimismo de títulos emblemáticos en el género fantástico: El Golem (1915) y El estudiante de Praga (1926)— opta, no obstante, por una estética menos oscura, mórbida y retorcida de lo que es habitual en sus coetáneos colegas de profesión. 

Mandrágora es un film donde converge la depravación con la ironía, lo grave y seco con lo festivo y chispeante, incluyendo un sorprendente happy ending. Un trabajo, en fin, más próximo, en fondo y forma, a El ángel azul (1930. Josef von Sternberg) que a El gabinete del doctor Caligari (1920. Robert Wiene), para cuyo resultado resultan decisivas las interpretaciones del enigmático Paul Wegener y de una pizpireta, andrógina y turbadora Brigitte Helm.


¡Extra! ¡Extra!

Con la misma actriz, pero con el actor Albert Bassermann en el papel del profesor Brinken, en 1930 fue producida la versión hablada de la película, titulada en España El último experimento del Dr. Bricken, realizada por Richard Oswald. Interesante, pero sin la magia de la obra precedente.

Por otra parte, en 1952, fue rodada una nueva versión cinematográfica de la leyenda de la mandrágoraen esta ocasión dirigida por Arthur Maria Rabenaltbastante anodina, la verdad, aun contando en el reparto con la seductora Hildegard Knef en el papel de Alraune y Erich von Stroheim como el profesor Brinken.



2 comentarios:

  1. Una historia realmente perversa, retorcida, de la que no tenia conocimiento. Supongo que al ser europea no tuvo que sufrir la censura ni el famoso código Hays. Claro que si mal no recuerdo éste se impuso años más tarde y EE.UU
    Muy bonito el cartel que aportas.

    Saludos

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    Respuestas
    1. La leyenda de la mandrágora, amiga Abril, ha generado mucha literatura y mucho cine. Sobre dicho tema, esta versión es la que más me gusta; morbosa, mórbida y, al tiempo, muy creativa. Y es que el cine silente, en manos hábiles, permitía un nivel de fantasía y fascinación, de insinuación y ensoñación, a la hora de recrear historias, como no hemos vuelto a ver nunca más.

      En efecto, el cartel es espléndido, aunque no es de la época del estreno del film y se toma algunas libertades...

      Salucines

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