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lunes, 16 de febrero de 2015

HOLD YOUR MAN (1933)

Título versión española: Tú eres mío
Año: 1933
Duración: 87 minutos
Nacionalidad: Estados Unidos
Director: Sam Wood
Guión: Anita Loos y Howard Emmett Rogers a partir de un historia de la propia Anita Loos
Fotografía: Harold Rosson
Reparto: Jean Harlow, Clark Gable, Stuart Erwin, Dorothy Burgess, Muriel Kirkland, Garry Owen, Barbara Barondess
Producción: Metro-Goldwyn-Mayer (MGM)


Hold Your Man (1933) es un film raro, desconcertante, chocante, curioso. Una película con una primera parte magistral, en la que destacan algunos momentos verdaderamente sublimes, pero que en la segunda mitad inicia un declive tal que uno llega hasta a pensar si no estamos ante dos films distintos, unidos en una misma cinta. Para empezar, Tú eres mío (enfático título en la versión española) no puede presentarse al espectador con mejores referencias y créditos. 


Trama ideada y construida por la ejercitada escritora Anita Loos. Reparto capitaneado por una pareja mítica, Jean Harlow y Clark Gable, quienes protagonizan aquí el tercero de los seis largometrajes que hicieron juntos. Una producción MGM en sus años dorados. En la dirección, Sam Wood. Cineasta de primera categoría, uno de los grandes del cine de todos los tiempos, realizador de una obra sobresaliente, es director de dos célebres trabajos con los hermanos Marx, Una noche en la ópera (1935) y Un día en las carreras (1937), firmando además algunos clásicos imprescindibles de la historia del cine. Pongamos que hablo de Adiós, Mr. Chips (1939), Our Town (Sinfonía de la vida, 1940), Kings Row (Abismos de pasión, 1942), El orgullo de los yanquis (1942), The Stratton Story (1949). Uno de los directores, en fin, que, por si esto fuera poco, también pasó volando, aunque dejando su huella, por el rodaje de Lo que el viento de llevó (1939).


El comienzo de Hold Your Man es tan prometedor como trepidante, narrado en clave de comedia y con el inconfundible sello pre-code, gamberro, descarado, desinhibido, osado, propio de la época. Eddie (Clark Gable, sin bigotito y con el cabello muy corto) es un truhán de medio pelo que se gana la vida (y así se la está buscando…) alternando timos callejeros con robos a pequeña escala, para lo cual cuenta con la colaboración de algunos colegas no menos palurdos que él. La secuencia inicial (el timo de la sortija a un viandante), con persecución policial por las calles, conserva el más puro estilo screwball de las películas cómicas mudas. 

En la huida, Eddie busca refugio en un edificio y penetra en el primer piso que no tiene la puerta cerrada con llave. Vive allí Ruby (Jean Harlow), a quien encuentra dándose un baño, a la vista de lo cual le pide asilo y refugio; esto, de momento. Los agentes de policía sí que llaman a la puerta antes de entrar en el apartamento. Ruby hace pasar al intruso por su marido, el cual para no ser reconocido se zambulle en la bañera que la joven ha dejado libre y caliente, envuelto en espuma. Splash Slapstick…





La farsa se hace realidad y pronto ambos cohabitan como marido y mujer. Eddie es un mujeriego, un conquistador, y Ruby, bueno, a Ruby le cae bien el tipo. En un momento del film, hace una broma a cuento del físico de Gable/Eddie, en este caso no sacando a relucir las orejotas del actor, sino esa sonrisa arqueada (smile's crooked) tan notoria, que acentuó y mitificó el aire canalla, cínico y encantador del actor a lo largo de su carrera cinematográfica, en particular, tras lucir el bigote fino. 

Eddie conserva otras pretendientes que pugnan con Ruby por arrebatarle la pieza, pero la rubia platino se deshace de la competencia soltando su puño izquierdo de púgil profesional.



Eddie es más torpe que Ruby en las peleas, o tiene más mala suerte que la chavala. Intentando echar de casa a un tipo a quien han intentando embaucar y robar usando a la muchacha como cebo, por accidente, el ladronzuelo se convierte en homicida. Por enredos de la vida (que la trama ingenia), es Ruby la que termina entre rejas (en el film, se habla de «Reformatorio», lo que permite deducir que la joven es joven de verdad, o sea, menor de edad), y no Eddie.


Partir de ese momento, la película ingresa en un universo distinto al anterior. La comedia adquiere tintes de melodrama carcelario; la narración pícara, traviesa y socarrona, que estábamos disfrutando adopta un tono sentimentaloide, hasta rozar lo ñoño y lo gazmoño. El mensaje rehabilitador y aun redentor de la condena en prisión, contenido en la segunda sección del film,  resulta inverosímil y lo que es peor, cursi. Hasta el punto de la cosa acaba en la boda express de Ruby y Eddie en la capilla el recinto, sirviendo muy bien para la ocasión una visita de éste al establecimiento penitenciario, así como la presencia de un prior de raza negra, padre de una reclusa del centro, amiga de Ruby, que oficia la ceremonia. 

Esta circunstancia —que llevó a rodar una secuencia paralela con clérigo de raza blanca destinada a la distribución del film al sur del país—, junto a la presencia del personaje de la reclusa activista revolucionaria, empeñada en que la parroquia entienda la diferencia entre ser socialista y ser comunista, todo ello y más, permite que el toque pre-code no se diluya plenamente en la película. Una mixtura que desequilibra todavía más la historia. Y eso que la narración ya avanza en ese punto con serias dificultades. Caramba, es que Loos, MGM y Wood hacen que incluso todo un Gable (aunque todavía sin bigote) implore sollozante al prior para que venza sus dudas acerca de la prisa y corrección del presuroso casamiento. ¡Gable llora! 

Sea como fuere, y pesar de sus rarezas y vaivenes, Hold Your Man es una película con muchos elementos de interés, que, a mi juicio, merece la pena verse.


2 comentarios:

  1. Siempre merece la pena recuperar éstas películas. Con defectos y aciertos es la historia del séptimo arte.
    Gable tenía y tiene mucho tirón.
    Salucines

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    1. Con todo y con eso, esta película, amiga Abril, es un clásico que debe verse. Gable y Harlow forman una pareja de cine que echa chispas...

      Salucines

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