Páginas

lunes, 23 de marzo de 2015

COLORADO TERRITORY (1949)




Título original: Juntos hasta la muerte
Año: 1949
Duración: 94 minutos
Nacionalidad: Estados Unidos
Director: Raoul Walsh
Guión: Edmund H. North y John Twist, a partir de una historia de W.R. Burnett
Música: David Buttolph
Fotografía: Sidney Hickox
Reparto: Joel McCrea, Virginia Mayo, Dorothy Malone, Henry Hull, John Archer, James Mitchell
Producción: Warner Bros. Pictures


No es usual en el cine (ni en las series de televisión) que el remake de una película supere en calidad e interés al original de referencia; aunque haya alguna sobresaliente excepción. Por lo demás, no siempre es fácil identificar un remake, porque los hay explícitos, embozados y aun, simplemente, esbozados… Caso especial (y más complejo) es el auto-remake, esto es, el caso del director que vuelve con mayor o menor distancia (temporal y narrativa) sobre un mismo asunto ya llevado a la pantalla, lo cual no significa necesariamente ni siempre que se repita cuando a la fuente se remita...

Observo esta circunstancia feliz visionando (una y otra vez) Colorado Territory (Juntos hasta la muerte, 1949), film al que tengo en alta estimación, independientemente del tipo de correspondencia que mantenga respecto a su precedente, El último refugio (High Sierra, 1941), trabajo que también me gusta mucho. El guión de Colorado Territory está firmado por John Twist y Edmund N. North, adaptando, igualmente, la novela policiaca High Sierra (publicada en 1940) de William Riley Burnett, aunque con mayor libertad que aquélla. Y debo añadir que soporta, como mínimo, la contrastación con la versión anterior, escrita por John Huston y el propio Burnett.


Hay diferencias relevantes entre ambos films. Para empezar, dejando de lado el género policiaco presente en la obra (novela y cinta) original, Colorado Territory es un western, rodado en unos soberbios escenarios naturales, en los que destacan, dominando la atmósfera y la tribulación humana, El Cañón de la Muerte y la Ciudad de la Luna, lugares donde transcurre la aventura de los principales personajes del film, Wesley «Wes» McQueen y Colorado Carson, encarnados con sumo mérito por Joel McCrea y Virginia Mayo, respectivamente. Una andanza con tintes de tragedia clásica, en la que el destino y la fatalidad determinan los pasos de los héroes que la representan en la pantalla, y los que tienen la última palabra, el último suspiro que acaba en silencio, como los días de sol sucumben ante la llegada de la noche de luna.


Wes, un hombre tranquilo que sueña con acabar sus días en una granja junto a la mujer amada, se debate entre dos principales y muy humanas disyuntivas: dar por terminado definitivamente su existencia de bandolero, romper lazos y compromisos con antiguos colegas delincuentes o dar el último golpe y licenciarse entonces del mundo hampón; optar por la virginal y refinada, aunque fría y distante, muchacha venida del Este —Julie Ann Winslow (Dorothy Malone)— o por la trajinada y asilvestrada mestiza, aunque apasionada y dulce, Colorado (Virginia Mayo).


Como muestra del sutil y calibrado guión de la película, leamos el siguiente diálogo que, informando del pasado de la joven, da pistas sobre el desarrollo de lo por venir:

Wes: ¿Cómo se llama?
Colorado: Colorado. Colorado Carson.
Wes: ¡Colorado! ¿Nació aquí?
Colorado: Mi madre. En un sitio llamado Pueblo. Tendría nostalgia cuando me puso el nombre.
Wes: ¿Y su padre?
Colorado: De Pecos, era capataz de vaqueros. Yo crecí allí.
Wes: Bonito lugar para una niña.
Colorado: Todo iba bien mientras vivió mi padre. Después, eran los comanches o los vaqueros. No sé qué era peor. Solo oía: «vamos a pasear bajo la luna», cuando era noche clara. Y si llovía: «vamos a darnos un beso en el granero». Quizá haya jugado a ese juego…
Wes: ¿Y qué más?
Colorado: Cuando murió mi madre fui a San Antonio. Trabajé en un Circo del Oeste. Disparaba canicas con un rifle. Montaba potros salvajes. Me rompí la pierna dos veces.
Wes: Pues yo se la veo bien firme.


En otro momento, Colorado (su nombre me sabe a polvo del desierto y a fidelidad a la tierra), remata la caracterización del personaje con esta declaración:

Colorado: Nací debajo de una carreta. Y jamás llegué más alto. Todo estaba por encima.

Por su parte, Wes es un coyote solitario, una lone star, un sujeto con mala estrella, un rufián que tampoco llega muy lejos (su viaje terminará en el Cañón de la Muerte), y ahora sólo busca el retiro, un poco de paz y una mujer a su lado. Algunas noches pronuncia entre sueños el nombre de Martha, muchacha a la que conoció antes de expiar sus crímenes en prisión, a la que busca y sólo encuentra su tumba. Intenta cortejar a Julie Ann Winslow (Dorothy Malone), a quien conoce, junto al padre, en la diligencia que les conduce a aquel áspero territorio. 

A modo de anticipo de su retiro, Wes encuentra refugio allí donde les esperan los restos de su pasado, y donde encuentra a Colorado, a quien en principio desprecia y a quien llega a amar. La guarida es una ciudad fundada por españoles y ahora abandonada, una ciudad fantasma, con una iglesia (Todos los Santos), en cuya inhabilitada capilla Wes y Colorado realizan un simulacro de boda, una escena bellísima de gran fuerza dramática y medido romanticismo.



Pero, ya es tarde para ambos amantes desesperados, desperados… El destino les persigue y cobra su precio. La secuencia final del film es, sencillamente, magistral, recuperando la imagen de un anterior clásico suyo, Murieron con las botas puestas (1941; el mismo año que High Sierra), y con mejores resultados, a mi parecer, que el célebre final de Duelo al sol (1946. King Vidor).




Colorado Territory es un magnífico western sobre la redención, rebosante de acción (excelentes secuencias las del asalto a la diligencia y al tren), combinando a la vez con éxito, y en su conjunto, el lirismo y la épica. Este milagro de la cinematografía pocos maestros han conseguido realizarlo: D. W. Griffith, John Ford, Akira Kurosawa, David Lean. También Raoul Walsh.



2 comentarios:

  1. ¡Como han cambiado las cosas amigo Fernando! Ahora triunfan los antihéroes, eso de la redención ya no está de moda, al menos no siempre.
    Empatizamos con tipos despreciables..la vuelta de tuerca. Quien la hace la paga pero cada vez menos.
    Buena reseña. Esa imagen final me ha recordado a Duelo al sol incluso antes de leerlo.

    Salucines

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, amiga Abril, por tu amable comentario.

      Pues eso es lo que sostengo desde hace tiempo: el cine "moderno" adolece en su conjunto de falta de épica y lírica, de emoción y fantasía, que sin embargo abundan en el cine clásico.

      ¡Y aún nos quedan tantas buenas películas por descubrir...!

      Salucines

      Eliminar